En el mito del eterno retorno, Nietzsche postula la repetición cíclica del tiempo, pero no de una repetición que pudiese albergar mutaciones, es sin duda la recreación de los mismos acontecimientos exactamente como los hemos vivido. En las tantas interpretaciones, Milán Kundera desarrolla el concepto de Nietzsche y el de das schwerste gewicht -la carga más pesada- que es la base en la cual gira el mito; nuestras vidas aparecen sobre ese fondo y se desarrollan plenamente, dibujando en él experiencias que deberán ser repetidas infinitamente cuya trascendencia dependerá del grado de pesadez o liviandad, es decir mientras más pesada sea nuestra vida más al contacto estará con el trasfondo, esta se hará más destacable, siendo mucho más difícil borrar la huella que dejaría una vida pesada que una liviana.
Ahora bien, ¿qué es lo que otorga al ser la pesadez o lo que genera su liviandad? a lo largo de su desarrollo el hombre viene generando una intrínseca relación con su medio (espacio geográfico y temporal) dicha relación se manifiesta a través de lo que se entiende por cultura, es la actividad cultural el producto de una serie de quehaceres diarios en la vida del individuo, pero existe una de las expresiones, en particular, de la cultura que se da de una manera determinante y es lo que denominamos como: la ceremonia, manifestación que como tal: define, delimita y sin duda determina al individuo respecto de su sociedad, esto es enmarcándolo y otorgándole roles sociales.
Desarrollemos el concepto de ceremonia de un punto de vista estructural, así la ceremonia se comprende como las acciones que se deben mantener con respecto de un hecho o circunstancia y cuya consecuencia siempre será la vinculación del individuo con un nuevo estadio. La ceremonia se confirma de diversas maneras y se manifiesta tanto de muchas otras, mas aun todas ellas agrupadas, aun proviniendo de distintas culturas, devienen en una eucaristía de estadio o nivel, en una transformación sustancial en la condición de individuo en dos planos, el plano social y el individual.
Con respecto del plano individual, podemos partir desde la perspectiva que nos ofrece un rito ceremonial proveniente de algunas tribus africanas en donde el imberbe se convierte en adulto, siendo enviado a cazar por primera vez, de regreso el aspirante a hombre debe cargar su presa sobre un sendero hecho por piedras al rojo vivo, finalmente y al no mostrar dolor, el ahora hombre es aceptado como tal y desempeñará una función en la sociedad; inherentemente el dolor aparece el individuo y pasara algunas semanas postrado hasta su posterior recuperación, es esta etapa la que nos interesa puesto dicho dolor genera en él, el despertar de su madurez intelectual y de su nueva condición de hombre, ahora el ya no jugara mas sino que tendrá mujer y responsabilidades con respecto de su entorno, así es el dolor factor importante para que psicológicamente despierte una nueva etapa en él ; este hecho tan marcado en los miembros de dicha sociedad no solo facilita el diferenciar etapas sino que determina la condición y la diferenciación del resto, intrínsecamente ese niño ya debe pensar como hombre.
Por otro lado, y siguiendo el ejemplo líneas arriba, la esfera que corresponde al plano social conlleva al individuo, al neo hombre, a presentar un modo de pensar y desarrollar ciertas actitudes que solo son atribuidas a los adultos de su sociedad, siendo determinado a partir de aquel ritual a pasar a vivir como un adulto, es la diferenciación marcada con el resto de los menores la que resalta al adulto y viceversa, siendo claramente posible diferenciarlos por entre el montón.
Finalmente, en una sociedad occidental, como la actual, carente en su mayoría de ceremonias vinculantes, o simplemente de ceremonias, siendo cada vez menos aceptadas entre los nuevos coetáneos las pocas con las que cuenta, no solo manifiesta un cambio, no necesariamente malo ( esto es solo el cambio) pero si consecuencias contraproducentes adquiriendo una desvinculación total con el medio, deformándolo y no en un sentido de transformación, sino de mutación degenerante, sino que además el individuo actual no contempla una determinada personalidad e identidad respecto de su edad cronológicamente enmarcada en su sociedad, adquiriendo en sus diferentes decisiones una irremediable levedad del ser.
Eh ahí el principio del final.
domingo, 17 de agosto de 2008
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